En la familia de mi mujer hay una historia de estas que se transmiten de padres a hijos durante generaciones, no creo que sea cierta, pero es muy buena y te la quiero contar.
Su bisabuelo se dedicaba al comercio, import/export, ya sabes, en los 80 se usaban esas expresiones, hoy diríamos que tenía un negocio de Fast Fashion con la producción offshore o alguna mierda de esas.
Vamos, que compraba ropa y la vendía.
Por lo visto en aquella época se pagaban impuestos y aranceles por importar bienes y el bisabuelo fletó un porte de zapatos.
Como no quería aflojar la mosca, soltar la gallina, poner la panoja, se le ocurrió lo siguiente: trajo un cargamento lleno de zapatos todos del pie izquierdo. Al llegar a la aduana le dijeron, tiene usted que pagar XXXX pesetas, caballero. ¿Por unos zapatos del pie izquierdo? Ni de broma, señor.
Luego los zapatos se subastaron y nadie pujó, excepto el bisabuelo.
Luego importó zapatos del pie derecho y se evitó poner la pasta para el Estado.
Si se mira en detalle, la historia parece inventada: contratar a gente para emparejar zapatos tiene un coste, tienes la carga retenida durante un tiempo con lo que hay también un coste de oportunidad…
Pero, oye, igual es real.
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A finales de los 90, se hizo obligatorio el cinturón de seguridad en Italia. En Nápoles hubo gente que vendió camisetas blancas con una raya negra dibujada atravesando el pecho.
Siempre te hablo de los incentivos como el motor del mundo, pero hay un incentivo que es especial, ¿lo adivinas?
La transgresión.
El incentivo de los que disfrutan saltándose las normas.
Ya sabes, esos Head of Movidas que ignoran los procesos de compras y se las apañan para contratar sin pedido, que luego llega la factura del proveedor y nadie tiene nada registrado.
Esta gente existe.
La gente que ve en el riesgo de ir por fuera una oportunidad personal, que disfruta de la locura.
Los procesos están para domesticar a esa peña. Y las leyes.
El mundo es así, esta gente simplemente va a seguir intentando ser más lista que el sistema.
Personalmente creo que tiene que haber un poco de transgresión, que no se conquista Troya yendo por vías convencionales.
Pero reconozco que los procesos, las normas, son tremendamente útiles para ralentizar nuestra propia autodestrucción.
Feliz lunes.
Me encanta la ultima frase, "los procesos, las normas, son tremendamente útiles para ralentizar nuestra propia autodestrucción", me quedo con ella para incorporarla a mi día a dia