No salgo de una y me meto en otra. Te cuento, este domingo estaba yo echando un ojo a LinkedIn y vi a una chica celebrando que, cito de manera más o menos textual, había empezado sus estudios de oposiciones en la Academia Tomás.
Lo de la Academia Tomás me lo he inventado, pero ese era el nivel.
A mí me hizo gracia, la verdad.
Ya sabes, cuando la gente celebra un nuevo certificado, un ascenso o lo que sea, LinkedIn pone un gif de un avioncito volando, o sale un paquete de regalo, normalmente lees cosas como "Fulanito celebra su nuevo puesto de Head of Digital Potato Chips", "Menganita ha obtenido un nobel de Medicina", "Paquita ha aprobado un curso de mecanografía".
Pues como que chirría la cosa.
No seré yo el que diga a la gente qué publicar en una red social o qué no: una vez publiqué un post con la cara de Camarón de la Isla con un rótulo bien gordo en el que se leía "tirititraún-traún-traún", a gilipollas no me gana nadie.
El caso es que, un par de días después, publiqué un mensaje en el que salía un gif de esos con el mensaje ¡Me he apuntado a petanca! y contando la situación de la chica de la academia y diciendo que igual se nos va de las manos lo de publicar éxitos en LinkedIn.
Pues la lie.
Te comparto los datos, no para presumir de nada, sino para que entiendas una cosa importante sobre la comunicación humana: el post lleva 18.000 visualizaciones, que para mí es mucho. No lo más bestia que he hecho, pero es muchísimo.
Pero eso no es lo importante, lo importante es que tiene, por un lado, muchas reacciones, casi 130, la mayoría, unas 90, risas, que era la emoción que yo quería despertar.
Pero luego estaban los comentarios. Ahí había mucho defensor de los débiles y los desamparados que vinieron a decirme cositas.
Uno que si mi publicación era de mal gusto, otra, que me encantó, que juzgamos sin saber para, acto seguido, decirme que seguramente no sé lo duro que es opositar.
¿Qué tenemos aquí?
Lo adivinaste: polarización.
A ver, a mí que la chica consiga su sueño y en unos años esté poniendo sellos por triplicado, ni me va ni me viene, pero creo que la gente no entiende bien lo que es LinkedIn.
Porque LinkedIn es una base de datos empresarial de la hostia, probablemente la más grande que exista.
Una base de datos que comenzó almacenando los currículums de la gente, porque eso era la red hace unos años.
Yo no sé si tú alguna vez has tenido que manejar los CVs de las personas de tu empresa, yo sí. Hace un tiempo fui responsable de organizar la demanda de una compañía de unos cuantos centenares de personas.
Esto significa que yo tenía que ver qué proyectos iban a empezar, cuáles a acabar y llevar gente de uno a otro, pero claro, los proyectos no empezaban y acababan cuando a mí me venía bien, así que a lo mejor el experto en marketing no estaba disponible hasta tres semanas después de arrancar otro proyecto, así que tenía que ver quién podía asumir ese papel en lugar del experto, aunque fuera de manera temporal.
Resulta que lo mismo tenía a personas que se habían formado en marketing y podían cubrir ese papel pero, ¿tú crees que actualizaban el currículum? Ni de coña.
En las empresas nadie actualiza el currículum. Nadie.
Ahora, vas a LinkedIn y ves a tu colega Paco que publicita el curso absurdo sobre Dinámicas cuánticas y respiración ultraconsciente de la Pachamama subliminal en 2024.
¿Por qué? Pues porque LinkedIn lo hace muy bien.
Porque han creado unas animaciones para que la gente diga que cambia de trabajo, porque enseñan eso a los contactos de la persona y todo el mundo se pone a comentar y a decir ¡Enhorabuena! y a darle like y eso, engorda el ego, así que todos vamos como ovejitas a hacer eso y, claro, como uno no cambia de trabajo cada semana, pues empezamos a publicar éxitos hasta cuando vamos a cagar después de una semana de estreñimiento.
¿Qué te digo siempre que mueve a la gente? Los incentivos.
¿Qué incentivo tiene la gente para publicar logros como apuntarse a una academia para prepararse las oposiciones? Los likes y los comentarios de sus antiguos compis de trabajo.
Y punto.
Porque, ya me dirás, qué otra utilidad tiene LinkedIn para alguien que, cuando apruebe y consiga plaza, se va a dedicar a alargar su hora del café, a ascender en función de su antigüedad y a acumular trienios y sexenios de forma automática.
Así que, sí, publicar que te has apuntado a una academia no es ni un logro, se hace por ego y es un desperdicio de las capacidades que te ofrece la red, pero este correo me ha quedado largo y voy a dejar eso para un video, ¿ok?
Monta buenos incentivos, aprende de LinkedIn.
Creo que todos los qué publican algo lo hacen por ego, vender algo, o ambos
Creo que todos los qué publican algo lo hacen por ego, vender algo, o ambos