Mira que te lo digo veces: la mejor peli del mundo mundial es La Princesa Prometida. Que no me haces puto caso, pero que lo es.
¿Por qué los proyectos salen mal? ¿Lo has pensao? ¿Eh? Tú qué vas a pensar, deja de mirar de reojo ese pibón en insta, que te veo.
Perdón, perdón, a veces se me va la pinza con esto de romper la cuarta pared.
¿Has sonreído, si? Entonces, objetivo conseguido.
Al lío, en la peli hay un duelo de ingenio.
En el duelo, el Pirata Roberts vierte veneno en una copa, de tal manera qué él sabe dónde está el veneno y su oponente, Vizzini, no.
Así que el duelo consiste en adivinar dónde está el veneno.
Lo más obvio es ponerme la copa a mí - empieza Vizzini - pero tú no eres obvio, así que habrás puesto la copa del veneno frente a ti.
Pero eres inteligente, por lo sabrás que habré adivinado tu estrategia, por lo que la habrás puesto frente a mí.
El tío se tira así un rato argumentando, distrae al Pirata, le da el cambiazo y le anima a beber de su propia copa, cosa que hace.
Entonces Vizzini sonríe, bebe de su copa y le dice al pirata que ha sido engañado.
Ambas copas tenían veneno y Vizzini palma.
El Pirata era inmune.
Sí, emosido engañado.
Y ahora, dime: ¿es o no es la puto mejor película del universo?
Los proyectos salen mal porque suponemos cosas que son erróneas.
Esto lo hago en una tarde.
El proveedor llegará a tiempo.
El presupuesto es suficiente, aunque ya me avisaron de que íbamos justos.
…
Te crees tus razonamientos antes que los datos.
Si ya te lo decía Kant, la razón pura es una mierda alta como un niño de cinco años.
Y después de este correo lleno de palabrotas: este sábado, cómo tomar decisiones en tiempos de hiperincertidumbre.
Ya sabes, una semanita y p’acasa.
¿Te pone el tema? Te lo escuchas.
¿No te pone? Pues no te lo escuches.