Mira, voy a ser totalmente honesto: criticar en público es de mierdecillas. Alabar no, alabar mola.
Pero ser el que señala los defectos ajenos delante de otros es de ser bastante sabandija.
Porque el objetivo del feedback nunca debe ser que el otro se sienta herido ni atacado, el objetivo es conseguir que la persona aprenda y mejore.
Aprender y mejorar.
Humillar, molestar, lejos.
Te lo digo porque igual lo haces. De manera inconsciente, por supuesto, pero hay gente que no sé por qué siente una necesidad imperiosa de salir a criticar a otros con nombres y apellidos.
Y, sí, yo también he sido gilipollas y he criticado a otras personas en público.
¿Estoy orgulloso?
No.
¿Fue útil mi crítica? Poquito.
Ojo, no hablo de hacer humor, hablo de la crítica por la crítica.
Te lo digo siempre: si algo te molesta, te lo guardas y lo usas para tu propósito.
Y, sobre todo, que te quede claro, ajusticiar a alguien con el garrote vil en la plaza pública no es una lección de nada, es barbarie.
Todavía recuerdo una situación así en la que mi Head of Movidas aprovechó para señalarme en público por no tener el CRM correctamete alimentado. Al salir, una compañera vino a solidarizarse, era la nueva.
Al final interiorizamos que esos comportamientos de castigo en público son normales, y no.
Pues eso.
Este sábado, audio sobre feedback.
El que avisa no es traidor.