Escribo sobre liderazgo
Bueno, no solo sobre liderazgo. También sobre las habilidades que importan si quieres ser un profesional de éxito.
Lo que cuento lo he aprendido durante más de 20 años trabajando en edificios altos con cristales. Escuchando a Head of Movidas tomando decisiones. Gestionando mis propios equipos. Acertando. Cagándola mucho.
En estos años he comprobado algo: si quieres adquirir una habilidad, necesitas hacer dos cosas:
Estudiar.
Practicar.
Ese es el camino largo. Pero hay un atajo que acelera tu ascenso: aprender de la experiencia de otros. De los que ya han recorrido el camino y saben qué hay que hacer, qué hay que aplicar y qué hay que descartar.
De eso te hablo cada día.
Sí, lo has leído bien, cada día.
Esto es una promesa: te voy a freír a mensajes.
Todos los días, entre las 7:00 y las 8:00, hora de Cortegana.
Así que, sí, igual no tienes tiempo para leerme. Prefieres a Paul Auster.
Yo también.
Cada mañana, una lección de liderazgo si estás dentro. Llueva, truene o haga calor. Llena de palabrotas, zarandeándote, para que espabiles y dejes de ser complaciente con gente que no te va a ayudar, de hacer cursos de metodologías absurdas que no valen para nada, de dejar de esquivar conversaciones incómodas.
¿Sientes que esto no es para ti?
Huye.
Corre.
Vete.
Aunque, espera, sigues aquí.
Qué cosas.
Igual es porque te has dado cuenta de algo.
Liderar implica abrirse en canal, conseguir que otros confíen en ti, que vayan a muerte contigo.
Eso es lo que te enseño. Tripas, entrañas, arañazos, puñaladas, abrazos y risas que he vivido en más de 20 años liderando.
Si te apuntas, ya sabes, solo necesito una cosa. El valor que vas a recibir, es inmensamente superior a tu dirección de correo.
Pero tendrás que confiar en mi.
Esa es tu primera lección de liderazgo: la confianza, es la clave.
¿Hemos generado la suficiente confianza tú y yo?
Bien.
Te veo dentro.
